*Columna de opinión de la secretaria Thelma Portillo

El 26 de julio se celebró el día de los abuelos en nuestro país, fecha especial para reconocer a quienes son considerados los segundos padres y formadores de generaciones.

Para muchos niños y  jóvenes los abuelos han jugado un papel muy importante en su vida, ya que son varios los que cuidan de ellos mientras los progenitores trabajan, por lo que su rol en nuestra sociedad no puede pasar desapercibido.

Dice un refrán “honor a quien honor merece”, y en el caso de los abuelos es importante agradecerles por todo lo que en su momento hicieron por sus familias y que con el tiempo, su ejemplo sigue de generación en generación a través de las anécdotas que se van guardando entre sus descendientes.

Los adultos mayores son parte importante también del desarrollo nacional, ya que el aporte a la construcción de un mejor país, se da con base en su experiencia y sabiduría acumulada a través del tiempo, representando el mejor potencial y riqueza que tienen las personas de la tercera edad de Guatemala.

En SOSEP, los Adultos Mayores son de las prioridades en los programas sociales de Gobierno, en este caso por medio de Mis Años Dorados, aportando a este grupo de la población desarrollo integral, facilitando además a los beneficiarios alimentación que en estos tiempos de pandemia se les entrega en sus domicilios, y también ha realizado diversas actividades que promueven el cierre de brecha generacional, por medio de convivencias entre niños, jóvenes y voluntarios.

En lo que va del año se ha entregado ayuda alimentaria a más de  3,500 beneficiarios de los 77 centros diurnos distribuidos en 19 departamentos en todo el país, para con ello mejorar su calidad de vida, principalmente entre los más vulnerables del país, por medio de acciones que contribuyan a su alimentación y salud, mental. Los alcances del programa han ido más allá de la misma cobertura, se ha logrado impactar la vida de los adultos mayores por medio del seguimiento constante que a cada uno de ellos se le da.

Es por ello que por medio de estas líneas va mi reconocimiento y admiración para todos los abuelos guatemaltecos, quienes son ejemplo de lucha, dedicación, constancia,  además de respeto por todo lo que nos han inculcado y que hemos aprendido de sus enseñanzas.

¡Que Dios los siga bendiciendo!

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